16 de febrero de 2008

Colombia Quiere Paz (Reflexiones de un extranjero sobre el 4 de febrero y la marcha por la paz)


Indignado por el problema de los secuestrados en Colombia, un joven de 32 años, Oscar Morales, un ingeniero civil de la ciudad de Barranquilla creó un foro en la página web de Facebook para invitar a sus amigos a que se unieran al grupo “Un millón de voces contra las Farc".

El 4 de enero Oscar creo este grupo. En un solo día convocó a 1.500 personas. Al segundo, eran 4 mil las que se sumaban a la iniciativa. De ahí surgió la idea de convertir el experimento virtual de opinión en un hecho concreto y organizar una marcha de alcance nacional. La propuesta creció como una avalancha. Fue tanta la acogida que la marcha se convirtió en una movilización que el 4 de febrero pasado se replicó en varias ciudades del mundo.

Había escuchado dos semanas atrás en Bogota algo de la marcha, pero no tenía idea de lo que iba a ver. Creo haber participado de algo histórico en la vida de este país.

Al llegar al colegio en el que me encuentro trabajando, la situación era de movimiento entre estudiantes y maestros. El colegio decidió también unirse con un acto simbólico a esta marcha por la Paz. Al medio día en la cancha de fútbol se formó un círculo con todos estudiantes del colegio, todos con polo blanco. Los mas pequeños al centro, los mayores al borde. Una gran pancarta hecha por los mayores del colegio acompañaba el acto. “Los más pequeños están al centro de este círculo-dijo el Director Académico del colegio- tenemos que protegerlos y construir una Colombia donde ellos puedan vivir en paz”. Allí por primera vez escuche entonar el himno de este país.

Acompañé a mi jefe y a otros compañeros de trabajo que aprovechando el tiempo del almuerzo decidieron ir un rato a acompañar la marcha (el colegio queda a dos cuadras de la Carrera 7ma, la avenida por donde ésta avanzaría). Lo que vi me deslumbró.

Un mar de personas caminando por una gran avenida, miles de ellos, con camisetas blancas con las frases “Colombia Soy YO” “no mas mentiras” “no mas Violencia” “No mas Farc”. Universitarios, niños, ancianos, trabajadores. Vi a oficinistas en terno (traje como le dicen), saliendo del trabajo para sumarse a la marcha.. Un papá con uno de los niños pequeños en el hombro, los más grandecitos alrededor de la mamá. Y como ellos, familias por doquier, varios ancianos en distintos momentos, dos de ellos en silla de ruedas. Personas de toda condición social caminaban por la gran avenida. Mirando hacia delante, se perdía de vista la marea de gente humana. Mirando hacia atrás, no había donde acabar.

Pero lo que más me conmovió fue ver una madre con el rostro de su hijo colgado en el pecho y la frase “seis años desaparecido”. No fue el único que vi. Una cuadra mas allá, otra foto, otro rostro, uno más, y otro..otro.. Y el mar de gente no acababa. Caminar, acompañar, decir que estabas ahí, que también querían manifestar ese deseo de paz. Luego, las frases espontáneas “¿Quienes somos?” “Colombianos”. “¿Qué queremos?” “Libertad” “Paz”. Se estima que en Bogota fue más de medio millón de personas que ese día salieron a las calles.

La organización de esta marcha ha generado muchas polémicas y cuestionamientos. Unos dicen que se ha politizado; que puede generar reacciones aun mas violentas de la guerrilla para con los secuestrados. Otros dicen que la marcha ha sido sesgada considerando que no es solo un grupo guerrillero, que nadie habló de la violencia de los paramilitares, que lo que ha generado es exacerbar el odio y polarizar a los colombianos, etc.

Supongo que sí ha habido politización (toda participación social es por definición “política”), y los políticos en todos lados no pierden oportunidades como ésta. Probablemente sí había que mencionar a los otros grupos armados, tanto guerrilleros como paramilitares. También es un poco difícil que la violencia no engendre odio y violencia, y también es cierto que la guerrilla y otros grupos han desestimado y minusvalorado esta marcha. Sin embargo, creo que el sentimiento que se respiro en las calles ese día estuvo muy por encima de todo esto.

Es poco probable que la guerrilla en Colombia se conmueva por este movimiento, y en un acto de racionalidad apueste por la paz. Pero si creo que hay varias lecciones rescatables:

En primer lugar, saber ver los nuevos espacios de participación ciudadana. La iniciativa surge en la red social de Facebook. Es una manifestación virtual, que converge en una acción en el mundo real.

Segundo, creo que la marcha ha sido un espacio que le ha permitido a la población de Colombia expresar ese sentimiento de rechazo, de impotencia frente a la violencia, de repudio a la muerte.

Tercero, ha sido también una oportunidad, de salir del silencio y de alzar las voces, y de mostrar al mundo que este grupo no goza del respaldo de la población, es un grupo que siembra terror, destrucción y muerte, y que ha perdido todo respeto por la vida humana.

Y lo más importante, creo que ha sido un espacio para inyectar una fuerte dosis de esperanza a miles de colombianos, que al verse mezclados entre tantas, pero tantas personas que ese día caminaban por la carrera 7ma., compartieron el sentimiento de que en medio de la violencia que ensombrece tanto este país, es posible sentir que no es uno ni cien, sino miles de personas que comparten y luchan por un mismo deseo: paz y libertad.

Somos seres simbólicos, necesitamos de ellos. Y este ha sido un símbolo importante para miles (o debo decir millones?) de personas. No soy colombiano, pero quedé conmovido casi hasta las lágrimas por lo que viví ese día.

Quiero compartir estas líneas con mis amigos y mi familia en el Perú, para no olvidar la injusticia, ni la voz de aquellos que sufren la violencia. En medio de nuestras propias preocupaciones, no olvidar, no dejar de afectarse, ver el mundo… Un joven convocó a una marcha por la paz a millones de personas en cientos de ciudades del mundo…a través del Facebook…eso genera sorpresa…tambien esperanza.
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(Foto: Revista Cambio, EDICIÓN No. 762, 7 al 13 de febrero,Colombia)

ALTURAS (León Felipe)


Alturas

Yo no distingo ya
desde un piso cuarto
un cetro de oro
de un bordón de palo.

Y pienso que a mil metros,
desde el vuelo perdido de los pájaros,
debe de ser lo mismo
la toca de una bruja que el capuchón de un santo.

Y que allá de ese vuelo
más alto… muchísimo más alto,
desde el sitio de Dios,
fuera del tiempo y del espacio,
el hombre no se verá ya
ni grande ni chico, ni bueno ni malo.
León Felipe
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Uno de mis poemas favoritos...para tenerlo..y compartirlo