23 de noviembre de 2012

De dónde vienen las buenas ideas

¿Cómo surgen las ideas innovadoras? Las ideas nuevas, diferentes, son producto de intuiciones que van poco a poco asentando en nosotros. Es desde el dialogo, el encuentro y el intercambio lo que permite que esas ideas afloren como novedosas. Es normalmente un proceso largo y lento, pero al mismo tiempo  dinámico y fluctuante.

Repensando la Educación

Muy interesante video que hace una reflexión sobre el tema educativo. Tenemos un paradigma educativo del siglo XIX, con profesores del silo XX, con estudiantes del siglo XXI.




6 de julio de 2012

¿Qué significa ser maestro?

Pablo Cárdenas Garaycochea



En estos años, ser maestro ha sido para mí, antes que nada, una experiencia de aprendizaje…y aprender mucho…y quedarse a mitad del camino de otros tantos saberes...ha significado, entre otras cosas :

Creer en la posibilidad de cambio, o tal vez en la posibilidad de que los estudiantes sean ellos mismos, aun cuando ni ellos crean en sí mismos. 

Saber que cuando uno tiene la intuición y casi la certeza de por dónde irá la vida de alguno de tus estudiantes, no renunciar a la esperanza de que puede cambiar...o más bien de que aprenda a ser él mismo.

Nadar en medio de la frustración y la paciencia, pues sabes que volverán a cometer exactamente el mismo error, pero, a pesar de eso, no renunciar a la esperanza de que puede ser diferente.

Escuchar a una niña hablar de las locuras de su madre o su padre, saber que su papá o su mamá no cambiarán, que el contexto será así, y asumir que hay muchas veces en donde no te corresponde intervenir…sólo acompañar con ternura.

Aprender que uno es un referente, uno no es padre, ni madre, uno puede ser referente paterno o materno, pero jugar a reemplazar a papá o mamá, hace daño.No somos padres de los estudiantes, ni mamás…somos sus maestros…si nosotros confundimos los roles, ellos también lo harán…la confusión genera distorsión y tergiversación. 

Escuchar en un patio a una niña llorar desconsoladamente porque su padre agoniza, y descubrir que solo queda el silencio, el abrazo, y la oración. Acompañar cuando han perdido un compañero o un amigo del salón…y sentir cómo el tiempo va cerrando heridas y curando procesos…y mientras tanto con paciencia entender las contradicciones y los sentimientos encontrados cuando sienten odio, rencor y tristeza por aquellos que ya no están. 

Sentir el llanto desconsolado, abrazar, tranquilizar. Los seres humanos muchas veces necesitamos de la experiencia reparadora del llanto y las lágrimas. 

Luchar contra la tentación de sentirse un dios transformador del mundo, y reconocer que a lo más uno es una gota de agua que orada en la piedra.

Sentir la emoción cuando un estudiante logra reconciliarse con su historia personal. Guardar silencio y tan solo escuchar. 

Sembrar junto a los padres y las familias, o tal vez sin ellos, ese calentador en el alma que haga que el mundo, en el futuro, no les congele el corazón. 

Ver más allá de lo evidente…los zapatos…las uñas, el cabello, la maleta o mochila, una camisa con cuello sucio o unos ojos achinados…

Ver a los ojos y mirar de frente. Los ojos son las ventanas del alma… desde ahí uno puede contemplar la pureza y la inocencia…también la mezquindad y el egoísmo.

Descubrir que como profesores nos encanta dar las normas y las reglas, y a veces nos gusta exclamar como jueces justicieros: “se lo merece”. Entonces…callar y aprender que no debemos ver lo que un estudiante “se merece”, sino ver qué es “lo que necesita”.

Saber que cuando un estudiante comete alguna falta, del tamaño que sea, la pregunta no es ¿cuál es la sanción? o ¿cuál es el castigo?, sino que la pregunta debe de ser “¿qué es lo más formativo para el estudiante?”.

Gozarse las salidas de campo. Saber que la experiencia fuera del aula marcará más que el 90% de tus clases minuciosamente preparadas. 

La clase que mejor prepares será la que menos aprecien. Luego…preparar siempre las clases lo mejor posible, a pesar de todo.

Cuándo más necesites avanzar, menos ganas tendrán de trabajar.

Asumir que no se acordarán de casi nada de lo contenidos que les enseñes…solo recordarán la anécdota, la frase mágica, el chiste o el cuento de las lagartijas. Por eso, saber contar anécdotas, tener frases mágicas, contar cuentos con pasión, y aprender a reírse uno mismo.

El que se pica pierde…si se ríen de ti, pues reírse con ellos, probablemente tengan razón de reírse de algunas de tus excentricidades, defectos, o limitaciones…o miedos disfrazados de autoritarismo.

El silencio habla del respeto…si te callas, ellos y ellas aprenderán a callarse y aprenderán a escuchar.
Los gestos y las palabras que tú menos creas pueden ser significativos. 

El colegio o el estado, nunca nos pagará lo que realmente merecemos.

Emocionarse cuando después de años, recuerden la vieja lección aprendida. 

Cuando pasen los años y veas a los que estuvieron en tus aulas; sorpréndete y alégrate de su éxito; contempla con paciencia las historias de fracaso y frustración..y recuerda, una vez más, que uno no es Dios. 

Dejar partir, dejar marchar.

Recordar las frases que aprendí de mis grandes maestros:

  • Recordar que la academia es la excusa para formar integralmente a nuestros estudiantes. 
  • Un buen profe, es un profe con piojos. Los piojos normalmente los traen los niños, un profe cercano se contagiara de manera irremediable… 
  • Cada año tus estudiantes tendrán la misma edad, tú tendrás un año más.
Finalmente, estoy convencido de que es un estilo de vida al que vale la pena dedicarle la vida, entregar el corazón y gozárselo desde el alma…sino, mejor dedicarse a otra cosa...

8 de abril de 2012

A 20 años del 5 de abril : democracia y educación ciudadana ¿Qué hemos aprendido?

1992, fue mi último año del colegio. Recuerdo con mucha claridad esa época. No solo por los imborrables recuerdos de esa época de adolescente, sino también por la impresión de que no se avanzaba hacia ningún lado, que el terrorismo iba avanzando cada vez más y que la situación de descontrol se hacia cada véz más evidente.




Recuedo al Presidente Fujimori en su mensaje televisivo, con la famosa palabrita "disolver". Recuerdo que al día siguiente, iba rumbo al colegio, y me encontré en el camino con mi mejor amigo. Ambos estudiábamos, en uno de los considerados mejores colegios privados de Arequipa. Comenzamos ha hablar, y ambos aprobábamos la medida del Presidente. Con una situación de anarquìa y descontrol, por fin alguien imponía un poco de control y atacaba de raíz el problema de un país con una clase política incompetente y un congreso que no era capaz de plantear soluciones a esos tiempos de crisis y necesidad. Lo creímos nosotros, y lo creyó el 80% de peruanos que apoyó y simpatizó con la medida.




Recuerdo que en el colegio nadie hizo una reflexión al respecto. Nadie nos habló de lo que significaba el estado de derecho, de lo que significaba el quiebre institucional, del riesgo que esa medida podía tener en el largo plazo. El profesor de Economía Política se limitó a seguir hablando de Adam Smith y el de Historia no hizo ningún comentario al respecto. Ni siquiera aquellos docentes que sentíamos más cercanos tuvieron una voz reflexiva al respecto. No debatimos, no cuestionamos, no pensamos...no despertaron en nosotros ni la más mínima pregunta del por qué. Tal vez ellos tampoco lo sabían, tampoco lo pensaron, tampoco los educaron para reflexionar sobre estos temas. Y nosotros formábamos parte de ese pequeño grupo sobreviviente de esa clase media agobiada por años de crisis que todavía podía tener el lujo de las mejores propuestas educativas en la segunda ciudad más importante del país.




Y nadie nos dijo nada...Y nadie pensó más allá. Nadie nos dijo que los Golpes de Estado son dañinos, vengan de civiles o de militares. Este no era el golpe de estado del General Velasco, al contrario, asi que podíamos estar tranquilos. Esto no era como Pinochet, que recién hacia dos años que había dejado el poder en Chile. De hecho, creo que en el fondo envidiábamos la prosperidad del cercano país del sur. Nuestro sueño era poder irnos de viaje de promoción hasta Santiago, y nuestra memoria e inteligencia no alcanzaba a entender las barbaridades que ese régimen cometió.




Hacia tres años que Charles Taylo había publicado su libro "Las Fuentes del Yo" y "La Ética de la Autenticidad", pero nadie nos habló del término "Dictadura Blanda" : Cuando una sociedad está dispuesta a renunciar a ciertos derechos fundamentales, con el fin de que el Estado garantice el bienestar económico de los ciudadanos". De hecho, no recuerdo nadie cercano que se hubiese referido a este hecho del 5 de abril con el término "dictadura". Los congresistas que lo usaban en la televisión parecía que les faltaba un tornillo mientras los mojaba la policia, o los soldados los empujaban fuera de los límites del congreso. ¿Dictadura en elPerú? Que gran absurdo.




Dos años después, cuando llegué a Lima, conocí a personas que se hallaban vinculadas a temas de ciudadanía y derechos humanos, y empecé a escuchar de institucinalidad, de estado de derecho, de ciudadanía, y esas cosas que eran nuevas en mi idioma. Recien a los 20 años empecé a ser conciente del gran daño que esa medida le había hecho al país en el largo plazo.




Luego empezaron a hablarse de los desaparecidos, y también fui escéptico al principio. Creo que todo dio vuelta para mi cuando se dio la Ley de Amnistía, y por primera vez asistí a una marcha frente al congreso. Siempre había asociado eso a cosa de obreros comunistas y sindicalistas que no quieren trabajar. Lo curioso es que en ese plantón frente al congreso me encontré con universitarios de clase media, incluso religiosas que tal vez, lo único de sindicalistas que tenían era el lugar de residencia en algún pueblo jóven en las periferias de Lima.




Luego vinieron otras marchas, y la salidas a las calles de los universitarios, los golpes de la policía a un compañero en una de ellas. Recuerdo haber entrado a la plaza de armas con las manos pintadas de blanco en alguna de esas marchas. Recuerdo la sensación de temor frente a palacio,


personas en moto tomándonos fotos, alguien filmando desde palacio, mi madre, una docente jubilada con sus amigas, lavando la bandera, cuando eso era un gesto de valentía y de dignidad, y no la payasada en que muchos la convirtieron después..llegando a la estupides de poco mas convertir la pileta de la plaza mayor de alguna ciudad en lavabo de pañales y frazadas.




El 5 de abril, daño la institucionalidad, tan frágil históricamente en nuestro país, destruyó los partidos políticos, y seguimos viviendo las consecuencias de ello, promovió la corrupción sin control.




Pero lo más terrible, junto a las víctimas inocentes, fue el daño moral que nos hizo como país. Nos volvimos un país en el que la lección para jóvenes y adolescente era simplemente que la impunidad, que todos teníamos un precio. Tarde o temprano, pondríamos un precio a nuestros valores, a nuestros principios, a nuestros derechos. Y eso contagió la desconfianza y agudizó el pesimismo que arrastramos y arrastraremos por varios años más.




20 años después me pregunto en qué hemos avanzado, y en qué nos falta avanzar. Creo que hemos avanzado en educación ciudadana, en el conocimiento de nuestros derechos, en la promoción de las organizaciones ciudadanas y en el valor que tienen para la democracia y para la participacion de los ciudadanos. Creo que el hecho de que sean cada vez menos peruanos los que consideran un golpe de estado como una salida viable a situaciones de crisis, es también una muestra de avance en tema de democracia.




Sin embargo, estas son cosas que se tienen que seguir avanzando. Promover aun más el conocimiento de nuestros derechos, pero también reconfigurar nuestros símbolos de celebracion ciudadanos, tantas veces tan cercanos a las celebraciones militares. Pero sobretodo, incidir en la formación de docentes que ayuden a desarrollar pensamiento crítico y proactivo en sus estudiantes. Que se pregunten los por qué y que contagien esos por què. Que promuevan el diálogo, el respeto, que rompan el tabú absurdo y el temor de que un docente pierde la autoridad cuando un estudiante pregunta y confronta.




En mis clases de Cívica en los años 2000 y 2001, todavía era dificil hablar de eso en las clases...recuerdo haber encontrado la lectura de Hamah Arendt, y reflexionar que no es lo mismo dictadura que principio de autoridad. Que libertad no es anarquía y que respeto a la ley no es bota, patada o golpe. Creo que por aquí va el camino en este tema...para que lo que va pasando, no nos lo creamos asi por asi, y que lo evidente, se vea, mas allá de las cortinas de humo que nunca faltan...porque el mal siempre se desliza con sigilo y astucia.