5 de marzo de 2017

El Desafío a la marcha del 4 de marzo


Lo que veo es la construcción de un enemigo al cual estigmatizar: el malo a quien odiar. El enemigo es feo, sucio, vil, es una amenaza. Falta de empatía, dificultad de ponerse en los zapatos del otro. Odio visceral. Mucho miedo al “desconocido” al que no es igual. Ignorancia y falta de educación: “Mis hijos los educo Yo”. Ahí está el resultado: Falacias, desconocimiento científico, desconocimiento legal, desconocimiento histórico, desconocimiento bíblico histórico. Ergo, opiniones sin razonamiento ni cuestionamiento. Dominio de los prejuicios y la intolerancia. Y de la mano: la matonería, la agresión, el insulto. Pues aquí la paradoja… Salen a defender la educación haciendo una muestra de una educación formal, familiar y social que no ha desarrollado varias  dimensiones: comprensión lectora, análisis de la realidad, pensamiento crítico, tolerancia, empatía. En síntesis…la ignorancia se apodera una vez más.. Y es transversal, en todos los estratos.

Y ahí es donde tenemos un deber. 
Como ciudadanos, hablar sin temor pero con razonabilidad. Fomentar la discusión, la lectura, dar razones. Argumentos válidos y razonables. Las opiniones sin argumentos se vuelven mentiras. Critica, cuestiona, duda. Duda de lo que yo mismo te tengo que decir. De lo que crees. No tengas miedo. No tengamos miedo de enseñar eso. A tus hijos e hijas, a tus sobrinos y sobrinas.

Como creyentes, si es que lo somos. Dar razón de nuestra fe. La religión puede ser bella muestra de un vínculo con lo trascentendente, con lo divino. Pero una religión que se ciega en sus dogmas y olvida lo central, se vuelve vil, manipuladora, se asienta en la ignorancia, en el miedo y en la obediencia sin cuartel. Y se vuelve despreciable. Droga del pueblo. Esa es la que hay que combatir, porque esa es la perversión de la religión (la que denuncia Marx y Freud, que tanto miedo le tienen esos perversos creyentes que han perdido el centro de la experiencia religiosa de la fe). Entonces, no tengas miedo a ver lo humano y antropológico de la experiencia religiosa. Te volverá más humilde y te acercará a lo divino. Y despertará tu sabiduría y tu tolerancia. Los sabios religiosos son tolerantes con lo diverso, cálidos con el extranjero, acogedores con el desconocido. ¿Lo hemos olvidado?

Como católico, si lo eres: Hay profundos desafíos, más aún después de lo visto en estos días. Los cristianos más fundamentalistas unidos a los católicos más conservadores. Los obispos, una vergüenza y una desilusión una vez más. El de Arequipa y Lima me generan repulsión, ira, pero más aún lastima. Porque desprecian a otros seres humanos en nombre de Dios. En nombre del Dios de Jesús. En el nombre de la “doctrina del amor”. La conferencia episcopal se presta al juego… Es vergonzoso… Los nuevos fariseos a los que Jesús tanto cuestionó. “Sepulcros blanqueados” los llamó  porque dentro se esconde la miseria, los gusanos, la pobredumbre.

Yo quiero una iglesia tolerante, inclusiva. Que busque la igualdad. Y eso está en el mensaje de Jesús. Y entonces, la doctrina es la que debe de cambiar. Y eso no es ser hereje. Leamos más, no le tengamos miedo a lo que la ciencia tiene que decir. Conozcamos los contextos bíblicos para poder opinar con conocimiento. Demos razón de la fe. Eso es lo que nos demanda estos tiempos. Fe coherente, razonable. No fe dogmática. Sino la que nace de la experiencia del encuentre de Dios a la manera de Jesús en el corazón de cada uno de nosotros. La que habla de la misericordia y el perdón. Esa fe que debe de nutrirse también de un conocimiento de la historia y la antropología de los hechos bíblicos.

Hay una visibilización de los grupos que antes eran invisibles y hay un leve, muy leve camino avanzado. De otro modo no se explican las respuestas tan agresivas, rabiosas, virulentas e intolerantes. Hay que seguir. Seguir y seguir.


Lee, abre tu mente, sin miedo, mira la realidad, compara, argumenta y sólo ahí construye opiniones con argumentos válidos. Y obliga a que los otros hagan lo mismo. Es nuestro deber. Como ciudadanos…como creyentes…como católicos. 

No hay comentarios.: